Por Julio Cordero, secretario de Trabajo de la Nación
En la reciente Asamblea de la Organización Internacional del Trabajo, tuve la oportunidad de exponer las necesidades y desafíos que enfrenta Argentina en el ámbito laboral. Hoy quiero compartir con ustedes, la visión y las propuestas que considero esenciales para la recuperación y el fortalecimiento de nuestro país.
Es urgente de recuperar el diálogo social en Argentina. La crisis económica y social que atravesamos no sólo afecta a los trabajadores y a las empresas, sino que también erosiona la confianza en nuestras instituciones. Es imprescindible reconstruir esta confianza a través de un diálogo social genuino y participativo, que incluya a todos los actores involucrados.
Para lograr este objetivo, es fundamental salir del estado corporativo y fomentar la iniciativa privada. La creación de riqueza debe estar en el centro de nuestras políticas, permitiendo que la inversión y el desarrollo productivo florezcan. El Estado, en lugar de intervenir de manera excesiva, debe actuar como facilitador, creando un entorno favorable para los emprendimientos y la innovación.
Otro pilar esencial es la modernización de nuestras fuerzas laborales. Enfrentamos un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, y es imperativo que nuestros trabajadores estén capacitados para enfrentar estos cambios. La educación y la formación profesional deben ser ejes sustanciales en nuestras políticas. Debemos considerar la educación como un nuevo principio protectorio, dotando a nuestros ciudadanos de las herramientas necesarias para prosperar en un entorno laboral cada vez más tecnológico.
La informalidad laboral es otro gran desafío. Necesitamos un compromiso firme para combatirla, pero siempre dentro de un marco de razonabilidad. Es crucial reconstruir la capacidad de contratar y ser contratado, lo que implica una reforma laboral que promueva la empleabilidad y garantice condiciones de trabajo dignas y productivas.
La estabilidad económica es un valor inescindible del nuevo contrato social que propongo. Sin crecimiento económico, no hay posibilidad de trabajo digno y productivo. Los salarios han mostrado una mejora relativa; necesitamos consolidar esta tendencia a través de políticas que fomenten el crecimiento sostenible y la inclusión laboral.
La protección social debe ser vista como un camino transitorio hacia la plena empleabilidad. Un sistema de protección eficaz permitirá a los trabajadores integrarse al sistema productivo de manera formal, garantizando así sus derechos y promoviendo un modelo de inclusión laboral.
Finalmente, para implementar todas estas iniciativas, es esencial contar con un consenso político amplio. El diálogo social debe ser institucionalizado y participativo, facilitando grandes acuerdos y negociaciones colectivas. El Estado, por su parte, debe jugar un rol reglamentario en la implementación de estas políticas, asegurando que todas las voces sean escuchadas y consideradas.
La coordinación entre diversas áreas del gobierno, como Economía, Producción, Educación, Desarrollo Social y Ciencia y Tecnología, será crucial para el éxito de este nuevo contrato social. Estamos en un proceso de consulta con otros países y con la OIT para aprender de sus experiencias y aplicar las mejores prácticas en Argentina.
Recuperar el diálogo social no es sólo una necesidad, es una urgencia. Las empresas, los trabajadores y el gobierno deben trabajar juntos para construir un futuro más justo y próspero. Confío en que, con el compromiso de todos, podremos superar los desafíos actuales y sentar las bases para una Argentina más inclusiva y equitativa.
Invito a todos los dirigentes de empresa a sumarse a este esfuerzo, a abrir espacios de diálogo y a colaborar en la creación de políticas que beneficien a toda la sociedad. Solo juntos podremos construir el país que todos deseamos y merecemos.