Síntesis
SÍNTESIS EJECUTIVA
49º COLOQUIO ANUAL DE IDEA
Viernes 18 de octubre de 2013
Infraestructura logística para la competitividad
JOSE BARBERO (Consultor internacional)
En los últimos 20 años hubo un cambio enorme en materia de transporte de cargas al pasarse al concepto de logística, que implica evaluar los costos integrales y no sólo el de los fletes.
Los componentes de la logística van más allá de la infraestructura. Los actores que se desempeñan en el sistema son clave, al igual que las regulaciones estatales, que pueden facilitar o entorpecer el comercio.
Entre los años 2002 y 2013, los costos de logística registraron un aumento (deflactado) del orden de 50%. También el desempeño comparado del sector muestra una leve caída con relación a otros países en desarrollo.
La estructura de los flujos de carga (en toneladas por kilómetro recorrido), muestra que el 13% son exportaciones, de los cuales dos tercios corresponden al complejo agroindustrial. Por modo de transporte, el camión concentra 93,1% de las cargas frente a sólo 5,4% del ferrocarril y 3,1% al cabotaje fluvial y marítimo.
A su vez, 80% de las exportaciones agroindustriales proviene de sólo tres provincias (Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires) y se concentran en los puertos de la zona de Rosario, lo cual hace que los corredores carreteros hacia esos puertos sufran una presión creciente.
En la comparación internacional, los flujos de transporte de carga están más repartidos entre el camión y el ferrocarril en otros países, incluso en Brasil y México.
El retroceso de la Argentina en materia ferroviaria obedece al deterioro de la infraestructura; el uso de trenes relativamente chicos, el deplorable desempeño del Belgrano Cargas; asimetrías regulatorias a favor del camión, etc.
Hacia el futuro, una mirada prospectiva indica que en transporte de graneles puede haber un incremento sustancial, del orden de 50%, ya que un escenario optimista muestra que se puede pasar en pocos años de 62,6 a 92 millones de toneladas en el nodo de Rosario. Esto tendría un alto impacto en las carreteras y tramos viales hacia esos puertos.
Además, en la medida en que se avance en la diversificación productiva se requerirá una logística de calidad.
Estas tendencias implican retos y desafíos a futuro, entre los cuales hay que incluir el cambio climático y la eco-eficiencia que deberán incluirse en la planificación de un sistema de transporte sustentable.
Hay tres opciones de política: mantener el statu quo; apostar por la productividad y, a este último escenario, agregarle un cambio de la matriz modal. En el primer caso, no hacer nada significará una reducción gradual de la competitividad; el segundo implicará ganar competitividad por el efecto combinado de varios factores y el tercero requiere una mayor inversión (del orden de 2% del PBI), especialmente ferroviaria, en un plan plurianual para el sistema logístico.
MIGUEL SALVIA (presidente de la Asociación Argentina de Carreteras)
La reposición de la red vial en la Argentina tendría un costo de 120.000 millones de dólares. Su principal problema es la transitabilidad y ello requiere inversiones basadas en una visión estratégica y planificada.
Nuestro sistema nace en el barro y termina en la congestión.
En los últimos años, ha habido una inversión vial importante, aunque con sobrecostos derivados del mayor precio del petróleo.
Un 90% de la red está pavimentada, con una porción por peaje mal aprovechada, en tanto que 25.000 kilómetros tienen un mantenimiento que resulta gratuito para los usuarios.
El problema es que en los últimos años el tránsito en promedio creció 80% y el de camiones pesados nada menos que 105%.
Esto requiere mejorar la inversión y hacerla reproductiva.
Nuestra red tiene diseños antiguos (aplicados antes de la década del ’70); con rutas angostas (7 metros); curvas peligrosas y tránsito a través de pueblos, que elevan el tiempo de viaje y los costos.
Cuando se habla de modernizar, se habla de modernizar también todos estos aspectos.
Hay que seguir invirtiendo y se necesita una complementación entre el transporte vial y ferroviario; pero teniendo en cuenta que el modo central en la Argentina es el carretero.
La modernización implica además hacer lo propio con la planificación, el ordenamiento y los aspectos regulatorios.
DANIEL INDART (Presidente de Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Carga)
En la Argentina, 92% de la carga va por camión y se trata de una actividad atomizada, con gran cantidad de empresas familiares y un sector con mucha informalidad.
Entre nuestras actividades ayudamos a toda la cadena para transportar el producto agropecuario hasta el domicilio y hacemos lo mismo con repuestos, autos, medicinas, dinero y un universo de actividades.
Salvo en el año 2009, los volúmenes de inversión en el sector fueron altos.
Dos tercios de nuestros costos son combustibles y salarios y eso nos complica: la situación se hace cada vez más difícil, el sector está saturado y necesitamos recuperar la competitividad.
Todo el sector requiere reordenamiento: debemos tener mejores caminos para transitar, como primera medida y hacemos permanentemente gestiones para bajar costos.
Hay costos inexplicables. No puede ser que un camión este parado en la frontera entre dos y cuatro días por temas burocráticos.
Hay una gran cantidad de camiones con casi 30 años de antigüedad y se necesita renovar el parque, para lo cual hay que realizar una fuerte inversión. La idea es bajar a 12 años.
No hay forma de encarar las cosas en forma aislada, sino que se debe trabajar en un sistema de transporte que nos beneficie a todos y no con una mirada sectorial.
Si tenemos el desafío de llegar con el Plan 2020 a 130 mil millones de toneladas y no se cambia algo en infraestructura tendremos grandes complicaciones.
Estamos trabajando con las jurisdicciones. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, en los próximos días se inaugurará un Centro de Transferencia y podremos entonces destrabar la concentración de camiones en barrios como Barracas, Parque Patricios y Pompeya.
Estamos construyendo, en un predio de 25 hectáreas en Escobar, una Facultad del Transporte, con fuerte inversión privada.
Allí, habrá una pista de manejo de 1.600 metros y se convertirá en el primer Centro de Capacitación de América latina, para mostrar nuestro compromiso de responsabilidad social con la formación de nuevos recursos humanos.
JORGE KOHON (Consultor y especialista en transporte ferroviario)
La decisión fue mirar a los Estados Unidos por la gran cantidad de empresas ferroviarias que tiene.
En América latina hay 38 empresas ferroviarias de carga y sólo seis son públicas.
El gran sistema ferroviario es el de Brasil y su tráfico creció 114% entre 1998 y 2008. En tanto, el de la Argentina mejoró 60%, mientras que el país creció 68%.
En la segunda mitad del siglo XIX, la entrada del ferrocarril produjo transformaciones impresionantes en la economía argentina, ya que logró hacer en 20 horas un viaje a Tucumán que llevaba 20 días.
En 1920, aparece un competidor flexible y dinámico que va puerta a puerta: el camión. Es un transporte puerta a puerta y de acceso a todos los lugares.
Una década después ya había 98 mil camiones. El sistema ferroviario se pasó demasiados años haciendo el duelo por el competidor.
Nos quejamos que no hay equidad en la competencia, que los camiones destruyen las carreteras, que hay informalidad, que el Estado construye rutas y no vías y que los subsidios que se le hacen a los camiones y que eso no existe para comprar locomotoras y vagones.
Los ferrocarriles tienen menos accidentes y son menos nocivos para el ambiente, pero falta inversión del Estado.
En Brasil, por cada kilómetro de vía se transportan 11 millones de toneladas al año; en México, la relación es de 4 millones y en la Argentina 600 mil toneladas.
El problema central del sistema ferroviario argentino es que no tiene tráfico, ya que por cada kilómetro de vía pasa menos de un tren cargado por día.
Aquí, las concesiones son exclusivas. Hay que introducir más competencia.
También hacen falta más inversiones del Estado que, por otra parte, son recuperables.
RICARDO SANCHEZ (Senior Economic Affairs Officer de Naciones Unidas)
Hay oportunidades extraordinarias de inserción de la Argentina en el mundo, pero éste avanza a una velocidad a la que la Argentina no está respondiendo.
Los nuevos bienes de consumo que reclama el mundo necesitan de transportes acordes a esa demanda.
El país enfrenta un gran desafío con respecto a sus terminales portuarias que deben ser ampliadas para barcos de mayor tamaño, como lo está haciendo gran parte del mundo.
Esta es una tarea que, si no se encara rápidamente, hará que quedemos como un país secundario en transporte fluvial.
El puerto de Buenos Aires va en camino de convertirse, en menos de cinco años, en un puerto secundario.
Si tiene intenciones de aprovechar las oportunidades extraordinarias que el mundo le brinda, la Argentina debe aceptar las nuevas reglas internacionales, que ya establecen puertos para barcos de mayor calado, que en la actualidad no pueden operar.
Los nuevos buques tienen el doble de calado y longitud que los que habitualmente los puertos argentinos están preparados para recibir.
Un barco de 250 metros de largo típico de la década del 90 dejó paso a otros de 320/350 metros y el doble de calado.
Si no pasamos de 32 a 42 pies de calado seremos un país que no permite competitivamente insertarse en el mundo.
Los puertos de la Argentina están en una etapa de agotamiento, mientras los puertos del mundo y muchos de la región privilegian estos nuevos buques en recepción y construcción y a los actuales los manda a desguace.
Nosotros seguimos viendo la realidad fluvial como hace 100 años y eso nos quita una herramienta clave de productividad. Debemos modificarlo.
El mundo de hoy se maneja con políticas integrales para bajar costos.
Hacia una estructura tributaria superadora
JUAN JOSE LLACH (Director del Centro de Estudios de Gobierno, Empresa, Sociedad y Economía y Profesor del IAE Business School)
La Argentina está en valores extremos en materia de gasto público, presión tributaria e impuestos distorsivos.
En 2012, el gasto público alcanzo el récord histórico al ubicarse en 46,9% del PIB, con una suba equivalente a 120.000 millones de dólares desde 2003.
La presión tributaria total también es récord: 41,5% del PIB, de los cuales 32,1 puntos corresponden a la Nación; 7,92 a las provincias y 1,5 a los municipios.
Los impuestos distorsivos nacionales equivalen a 7,8% del PIB y los provinciales a 1,56%, lo cual totaliza 8,79%. Se trata de gravámenes que aumentan los costos de producción o reducen de manera directa los precios percibidos.
En materia de tasa impositiva total sobre los beneficios, la Argentina ocupa el puesto 182º sobre 185 países (sólo delante de Gambia, Congo y Comoros) y una posición similar en cuanto a impuestos al trabajo.
A su vez, la relación recaudación-gasto subnacional es la peor entre países con sistema federal.
Esto significó en los últimos años una apropiación indebida de u$s 129.000 millones por la menor incidencia de impuestos coparticipados en detrimento de las provincias y la “devolución graciosa” de u$s 59.700 millones a provincias y municipios, a través de transferencias discrecionales.
Un sistema fiscal centralista afecta al sistema republicano y federal.
Cualquier reforma del sistema tributario va a tener que ser gradual y con menos impuestos distorsivos. Por caso, el pago de retenciones a cuenta de Ganancias podría traducirse en mayores exportaciones por u$s 18.000 millones.
La prioridad debe ser atacar la inflación. Pero si se institucionaliza la inflación, habrá que prever el ajuste de los balances contables.
Más federalismo implica devolver a las provincias poder y recursos; entre ellos el 15% derivado al sistema nacional de seguridad social.
En cuanto a progresividad, una reducción gradual de la inflación permitiría devolverle a la sociedad más de 50.000 millones de pesos (por impuesto inflacionario), a la vez que es necesario recuperar la progresividad del Impuesto a las Ganancias.
No podemos darnos el lujo de castigar a la producción y a la inversión con 8,4% del PIB en impuestos distorsivos.
HUMBERTO BERTAZZA (Presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires)
Tras un año de trabajo de 50 tributaristas, el CPCE-CABA elaboró una propuesta de reforma tributaria integral, cuyo resumen está volcado en denominado Libro Azul, de 500 páginas.
Una reforma tributaria debe ser amplia e integral, incluir todos los impuestos de las tres jurisdicciones (nacional, provincial y municipal) y facilitar la inversión y el empleo.
También se necesita como paso previo un consenso sobre el sistema económico y la mejora en la calidad de las instituciones, así como definir si se va a una economía abierta o cerrada.
No se puede hablar de reforma tributaria si antes no se encara con seriedad y responsabilidad una reforma del Estado.
Las pautas de la reforma tributaria deberían ser una recaudación neutra; igualdad de “armas” (entre los contribuyentes y el fisco); un sistema que promueva el crecimiento, el desarrollo y la distribución del ingreso y que apunte al futuro y no a la coyuntura.
En el caso de las ganancias de capital, no se advierte justificación para la exención que existía antes de imponerse la alícuota diferencial de 15% a la venta de acciones sin cotización bursátil.
En cuanto a las sociedades de capital y asimiladas, la propuesta del CPCE-CABA apunta a una alícuota de 25% (inferior a la actual de 35% y dividendos no computables) y un sistema de integración parcial gravando dividendos en efectivo y especie, un crédito de impuesto proporcional al incremento del tributo y régimen de retención.
Mientras en el mundo el impuesto a la renta corporativa bajó de un promedio de 38% en 1993 a 24% en 2013, la Argentina quedó a contramano con una alícuota de 35% y una tasa efectiva de 41,5%.
Se debe reimplantar el ajuste por inflación de balances contables, así como actualizar las deducciones fijas y la escala progresiva de ingresos para las personas físicas.
También la reforma debería incluir la exclusión del Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta y reformular el Impuesto a los Bienes Personales, dándole un diseño de impuesto al patrimonio neto.
GUILLERMO PEREZ (CEO de Grupo GNP)
Según la CEPAL, la presión tributaria en la Argentina es la más alta de América latina. En 1990, nuestro país ocupaba el puesto 8º en la región.
Durante la última década el PBI creció 7 veces; el gasto público nacional 12 veces y el gasto provincial estimativamente 10 veces. A su vez, la recaudación tributaria nacional subió 12 veces; la provincial 10 veces y la del sistema de seguridad social 18 veces.
El Impuesto a las Ganancias se tornó regresivo como el IVA y ambos recaudan el equivalente del 15% del PBI.
Los impuestos distorsivos (derechos de exportación e importación, impuesto a los débitos y créditos bancarios) recaudan aproximadamente otro 5%.
Ambos afectan la competitividad de las empresas e interfieren en el desarrollo de negocios.
Con respecto a la coparticipación federal de impuestos, no se hace una reforma integral desde hace 25 años (1988). En el medio sólo hubo parche tras parche, con una fuerte pérdida de recursos para las provincias, en especial Buenos Aires y CABA.
Esto se tradujo en un fuerte aumento de las alícuotas de Ingresos Brutos en esas jurisdicciones, que terminan afectando a los consumidores finales. Por ejemplo, la alícuota para la construcción en el ámbito porteño pasó de 1,5% en el año 2000 a 5% en 2012.
La reforma tributaria debe ser integral pero, ante la dimensión del Estado, en su aplicación debe ser gradual.
Toda reforma tributaria, para ser factible y sustentable, debe ser acompañada de otras medidas fiscales y monetarias: mayor eficiencia en el gasto público, redefinición de subsidios, reducción de la economía informal, tasa de interés, tipo de cambio, etc.
Hay una necesidad urgente de acordar un nuevo régimen de Coparticipación Federal, más dinámico, que contribuya a normalizar la presión tributaria provincial y municipal.
También se necesita pasar de impuestos hoy regresivos a progresivos (como Ganancias) y reducir o eliminar impuestos distorsivos.
Situación actual y perspectivas de la economía argentina
RICARDO ARRIAZU (Economista y socio fundador del Estudio Ricardo Arriazu y Asociados)
La mejora en los términos del intercambio explica en buena medida el crecimiento de la economía argentina en los últimos años. Si se revisa la variación en períodos históricos, podría decirse que Dios es peronista.
El viento de cola externo explica además buena parte del superávit comercial de la última década. Si no hubiera sido por los precios de los granos, tendríamos el déficit comercial más alto de la historia.
También fue muy importante el volumen y el valor de la cosecha de granos. La volatilidad en el comportamiento reciente del PBI argentino se corresponde con lo ocurrido con este factor.
En la Argentina el costo industrial en dólares es insostenible en el largo plazo. Se va a ajustar en términos reales (por mayor inflación).
Otros problemas son la balanza energética y el resultado fiscal del sector público nacional, pese a los altísimos ingresos impositivos.
A esto debe agregarse que la Argentina nunca logró resolver lo que, según Keynes, es el problema político de la humanidad: combinar eficacia económica, justicia social y libertad individual.
El gran desafío que la Argentina tiene a futuro es la explotación no convencional de hidrocarburos, donde las estimaciones actualizadas a 2013 la ubican como el 2º país en reservas de gas (por encima de los EE.UU. que ocupa el 5º lugar) y el 4º en petróleo.
Según algunos estudios, la Argentina podría lograr el autoabastecimiento hacia 2030. Pero ese plazo podría anticiparse: no es una cuestión de tiempo sino de disponibilidad de capital, como lo demuestra la experiencia de Dakota del Norte.
En el acumulado del período 1980/2012, los EE.UU. produjeron 28.975 toneladas equivalentes a petróleo (TEP); Noruega, 4587 y la Argentina 1920. Pero si se consideran los recursos no convencionales, cada uno de estos países tienen disponibles para extraer 35.000; 3.139 y 23.700 TEP, respectivamente.
Este último valor equivale a 22 veces el PBI argentino y a 7,2 veces el stock de capital.
Si es cierto, cambia toda la economía.
Por caso, el PBI per cápita de Dakota del Norte pasó de ser 20% más bajo que el promedio de los EE.UU. a ser 20% más alto.
En Noruega, el PBI per cápita pasó de 15.000 a 100.000 dólares anuales; aunque allí se produjo la “enfermedad holandesa” (apreciación de la moneda por ingreso masivo de divisas) y el costo laboral supera al de Europa y los EE.UU.
También Noruega logró un superávit de cuenta corriente equivalente a 15 puntos de PBI y, mediante una regla fiscal parte, de los ingresos se reinvierte en petróleo y otra parte va a un Fondo para Pensiones que ya tiene acumulados ¡752.000 millones de dólares para 4 millones de habitantes!
Ese país escandinavo hizo las cosas bien y aún así debió enfrentar problemas.
En la Argentina esta perspectiva trae oportunidades y peligros.
Las oportunidades son claras. Y entre los peligros se pueden mencionar: 1) que vivimos en una sociedad rentística (que reclama el derecho a recibir sin hacer esfuerzos); 2) el Estado es un botín de guerra y la política se ha convertido en un vehículo de ascenso social; 3) el riesgo de la “enfermedad holandesa”, que podría producir un tipo de cambio real tan bajo que ni el campo sería rentable; 4) podríamos convertirnos en Noruega o Nigeria y 5) cambia toda la perspectiva en materia tributaria.
Este tema es tan importante que no puede quedar sólo en manos de especialistas en petróleo. Debe ser analizado y debatido por el Gobierno, la oposición, las empresas y la sociedad en general.
La Argentina podría renovar toda su infraestructura y tendría costos de energía muy bajos.
No sé si será o no un sueño. Pero no nos podemos dar el lujo de no averiguarlo.
EDUARDO LEVY YEYATI (Director de Elypsis)
Como parte del “árbol” se plantea un escenario intermedio entre una profundización que deje tierra arrasada al sucesor y una salida virtuosa, con un acomodamiento marginal de algunas de las principales distorsiones (política monetaria expansiva, corrección gradual de tipo de cambio y tasa de interés, ajuste parcial de tarifas), en un marco de inflación estable.
Como contrapartida, se observa un estancamiento del salario real con crecimiento modesto y caída de reservas (apenas por encima de los U$S 20 mil millones a fines de 2015, sin comprometer la solvencia soberana).
La posibilidad de un cambio en 2016 ancla las expectativas pesimistas: ciclo (desaceleración) real, antes que un ciclo (stress) financiero.
En tanto, como descripción del “bosque” se observa que la Argentina (como la mayor parte de América latina) ha reducido su vulnerabilidad macrofinanciera de corte noventista cifrada principalmente en el endeudamiento en moneda extranjera y la indexación al dólar y que hoy enfrenta un problema de crecimiento.
¿Cuáles serán los motores ahora que el doble impulso de la recuperación y el viento de cola están ausentes?
Cuando se corrijan las distorsiones de precios y se presupuesten los costos ocultos o diferidos, quedarán las preguntas que hoy enfrentan nuestros vecinos.
¿Cómo hace una economía de ingresos medios altos con escaso ahorro y productividad modesta para ir del crecimiento al desarrollo?
Se observa que la inflación en la Argentina no acelera, a pesar del mayor ritmo de devaluación.
El relevamiento de los precios online de septiembre mostró el menor registro mensual de los últimos 4 meses: 1,3% vs 2,4% en agosto y 2,9% en julio.
Desde el inicio del relevamiento (fin de febrero) a septiembre inclusive hay una suba acumulada del 12,7% (22,3% anualizada) y estimamos una inflación para el año ligeramente menor que la de 2012.
El eventual giro devaluacionista actual muestra el gradualismo del Banco Central como sustituto de la devaluación discreta o el desdoblamiento como estrategia de corrección (y contención) cambiaria.
En tanto, ¿es factible una devaluación real? Se observa también que el traslado a precios del tipo de cambio ha caído tanto en las economías avanzadas (en los 90) como en las emergentes (en los 2000) y que para la Argentina, un cálculo reciente la ubica cerca de 15% (1,5% de inflación por cada 10% de devaluación).
En tanto, la política monetaria saca el pie del acelerador, ya que el dinero pasó de crecer 40% en 2012 a 25% en lo que va del año: menos compra de dólares, pero sobre todo tolerancia a tasas algo más realistas.
Los subsidios son la principal fuente de deterioro fiscal en el último lustro y siguen creciendo fuerte, sobre todo en energía. Se espera para 2014 una suba real de tarifas eléctricas.
Habría para 2014 una caída real del déficit financiero y en cuanto al financiamiento del BCRA, las utilidades contables, que proyectamos en $72 mil millones, financiarían más de 90% del déficit.
En tanto, el balance de dólares llegaría con lo justo. Por un lado, habría una mejora en el balance de servicios (turismo), baja formación de activos privados y menores flujos netos de deuda pública (2004).
Desde lo negativo se prevé un menor flujo de divisas agrícolas (precios), un mayor déficit de combustibles y el repago de deuda privada.
El saldo sería una reducción en el ritmo de pérdidas de reservas desde U$S 8.100 millones en 2013 a 4.500 millones (ó 7.200 millones si se paga el cupón del PBI) y de 5.600 millones en 2015. Así, este año cerraría en 25 mil millones de dólares de reservas (ó 22.300 millones con cupón).
El crecimiento estaría en baja: la recuperación del segundo trimestre fue efímera; hay sectores que hace un tiempo que no crecen; la devaluación (y la perspectiva de cambio político en 2016) invertirían los motores de la demanda y la contribución del sector externo podría ser mixta. En suma, sin impulso externo, se alcanzaría un crecimiento muy modesto en torno a 1%.
El pesimismo emergente se ha puesto nuevamente de moda. La fiesta se acaba para las economías emergentes que están entrando a una década perdida. Esta visión pesimista confunde ciclos y tendencia.
Entre las claves para el desarrollo hay que considerar que la flotación puede amortiguar las consecuencias cíclicas de la desaceleración de China y la normalización monetaria de los Estados Unidos y la corrección de distorsiones puede acortar la distancia entre el crecimiento realizado y el potencial.
Pero esto por sí sólo no resuelve los problemas estructurales que impiden elevar la tendencia (el potencial) de crecimiento.
Lo obvio es mejorar la productividad (innovación) y los mecanismos de ahorro (público y privado), aunque lo menos obvio (pero esencial) será la complementación público-privada; la extracción y distribución de la renta primaria la inversión en infraestructura y la educación.
Ojalá que el árbol no nos tape el bosque.
LUCAS LLACH: (Director de la maestría en Políticas Públicas de la Universidad Torcuato Di Tella)
La gran pregunta a responder es qué nos espera en la otra orilla.
En principio es un cruce tumultuoso y la llegada a 2015 complicada. No va a ser algo rápido.
Hay seis trabas esenciales del modelo: la inflación, sus mentiras y el crédito, el modelo sin energía, el problema del Big Mac, la carrera de las reservas contra el tiempo, la brecha cambiaria y financiar el gasto y financiar el déficit.
El riesgo-país fue especialmente por manipular la inflación y menospreciar los bonos ajustados por CER. Estamos en un país que se acostumbró a vivir sin crédito.
La Argentina es un país caro para la productividad que tiene.
Es urgente unificar el tipo de cambio porque con este nivel de brecha cambiaria se hace imposible incrementar la inversión.
No es fácil, pero recomiendo hacer el esfuerzo para apreciar el dólar oficial, pero dejarlo por debajo del blue.
La brecha cambiaria contribuye a la caída de reservas. ¿Quién va a traer dólares al precio oficial, cuando en el mercado marginal cotiza 65% más?
Hoy estamos en la peor de las combinaciones. Existe un alto costo laboral y de capital y el costo financiero sigue siendo muy alto.
Sería bueno aumentar el gasto público en un nivel menor y encarar medidas para lograr una baja gradual de la inflación.
La Argentina ya tuvo problemas monetarios, ahora sería la oportunidad de hacer más lo que proponen los libros de texto, aplicar metas de inflación y una flotación cambiaria.
El tamaño del déficit es complicado, pero también la forma en que tenemos de financiarnos vía ANSeS o con emisión monetaria.
Conclusiones de la sesión interactiva
Tras la consulta realizada a los participantes en el transcurso de la primera jornada éstos son los principales emergentes que surgieron del análisis de las respuestas sobre los cuatro ejes del Coloquio, de la composición del auditorio y de la intervención de los asistentes:
Introducción
Excelente repercusión de la sesión interactiva, que fue reflejada en todos los medios de comunicación.
Sus participantes han sido los principales protagonistas: Han podido expresarse empresarios, políticos, consultores, académicos y periodistas.
Han opinado los diferentes sectores: industria, servicio y agro.
Y se hicieron oír la multiplicidad de empresas, tanto las de capital extranjero como las nacionales; si bien hubo predominancia de empresas grandes, también han podido participar hasta las más pequeñas.
Análisis
1) ESTRUCTURA PRODUCTIVA
Comenzando con el tema de la informalidad laboral, el reclamo principal ha sido la obtención de mecanismos de contratación más flexibles. Esto no debe entenderse como la precarización del trabajo, sino como la ayuda para que las empresas puedan incorporar mayor capital humano sin perder competitividad. Esta postura correspondió predominantemente a las industrias de mayor tamaño.
Se observa amplia la comprensión del fenómeno de los “ni ni”. Si bien sobresalen los incentivos impositivos, suma más opiniones el retorno a la cultura del trabajo a través de pasantías, tutores y cambios en los contenidos en la escuela secundaria. Son predominantes las apreciaciones en este sentido de los políticos y funcionarios.
El desafío ante los empleados por debajo de 30 años es lograr incluir sus factores de innovación, creatividad y conocimiento tecnológico en un entorno donde equilibran la vida personal con el trabajo, en condiciones donde se observa un bajo nivel de compromiso hacia la autoridad.
Preocupa la existencia en la economía argentina de sectores de muy alto nivel de evasión, con su correlato de competencia desleal y empleo informal.
La creación de incentivos a las microempresas familiares tiene distinto énfasis según los actores que dan su perspectiva: políticos y funcionarios la apoyan por el mero hecho que se generaría empleo. Sin embargo, los empresarios temen que terminen siendo un motivo para la creación de unidades poco eficientes, que requieran en forma permanente de algún tipo de subsidio.
2) ARTICULACIÓN PÚBLICO-PRIVADA
La articulación público-privada es vista mayormente como la conjunción de tres grupos: las empresas, el Estado con los sindicatos y las organizaciones empresariales.
Los empresarios de nuestra muestra son quienes ponen más énfasis en que las organizaciones empresariales intervinientes deben coordinar sus acciones. Esta opción la apoyan predominantemente las grandes empresas nacionales.
La articulación público-privada es vista como una solución de largo plazo, además de una necesidad económica y social. En síntesis, es necesaria y posible.
Las actividades de responsabilidad social deberían entenderse como compromiso con la comunidad más que como una estrategia de imagen.
3) ASPECTOS INSTITUCIONALES
Prácticamente la totalidad de los consultados acuerda en que el fin no justifica los medios: no debe admitirse ante ninguna circunstancia que los funcionarios públicos recurran a medios no lícitos para beneficiar a la comunidad.
Es masiva la concepción de que no se acepta la corrupción como un dato estructural con el que se deba operar resignadamente. Esta creencia abarca tanto a las empresas extranjeras como a las de origen nacional.
Se propone un cambio de cultura en la relación entre sector gubernamental y las empresas.
El fortalecimiento de las instituciones pasa por ejes fundamentales, tales como el mejoramiento de los sistemas de control para una mayor transparencia, el acceso a la información, la morigeración de las facultades del Poder Ejecutivo, una reforma de la Justicia y el involucramiento en campañas de tipo cívico.
Para los entrevistados la recuperación del federalismo se basa en tres parámetros fundamentales: la devolución de las facultades a las provincias, la regionalización del país y la profundización de la autonomía de los municipios. Es interesante la coincidencia entre los políticos y funcionarios con estas aseveraciones.
4) DESIGUALDAD
Existe consenso sobre que no es sustentable a mediano plazo una situación de desigualdad social como la actual, en un contexto en el cual la articulación entre empresas, organizaciones sociales y Estado es muy baja. Industriales y grandes empresas son aun más enfáticos en esta posición.
Las empresas presentes asignan a su sector algún grado de responsabilidad en el estado de pobreza estructural que afecta al país.
Surgen opiniones polarizadas ante la posibilidad de creación de un fondo de lucha contra la pobreza: Hay quienes lo aceptarían siempre cuando fuera autónomo del Gobierno, y quienes consideran que lo que debe hacerse es administrar mejor los recursos ya existentes. Pero la coincidencia es que todos hemos asistido a un enriquecedor debate respecto a este punto.
No hay solución posible sin un trabajo conjunto entre las empresas, el Estado y las organizaciones sociales. Las grandes son las que más confían en el éxito de esta articulación.
Trabajar en forma conjunta con otras empresas es, por último, lo que puede generar una potente vía de solución en torno a la eliminación progresiva de la desigualdad.
Conclusiones del 49º Coloquio Anual
MIGUEL BLANCO (Presidente de IDEA)
Es el momento para destacar y homenajear la calidad profesional, el empuje y la resiliencia del empresario argentino, tanto de emprendedores como de ejecutivos, que es reconocida en el mundo.
En circunstancias que, como hemos visto en el desarrollo de este Coloquio, muchas veces distan de ser las ideales para emprender un nuevo proyecto o para mejorar e innovar en el emprendimiento que se está administrando, el empresario argentino sigue apostando al futuro, arriesgando su capital y creando empleos y, adicionalmente, dedicando parte de su tiempo a proyectos de responsabilidad social empresaria.
Aunque a menudo su rol no es suficientemente apreciado por la sociedad, el empresario argentino es también una de las claves del desarrollo.
Las Conclusiones de este Coloquio serán publicadas en el sitio web de IDEA (www.ideared.org).
Contexto político
MARGARITA STOLBIZER (Diputada nacional)
Las elecciones legislativas serán un fin de un ciclo en materia política en la Argentina.
Un cambio en el nivel de equilibrio en el Congreso obligará al oficialismo a negociar condiciones en materia legislativa.
En las primarias, 70 por ciento de los argentinos se expresó a favor de un cambio y, de repetirse este resultado, el Congreso dejará de ser un ámbito donde se levantan manos automáticas, lo que nos dejó malos resultados.
Eso obligará al oficialismo al menos a sentarse a escuchar a las otras fuerzas y a dialogar para construir consensos.
Las próximas elecciones tienen por objetivo que la Argentina logre reconstruir sus bases morales y recupere el valor de la honestidad. El país debe unir liderazgos honestos y buenos gobiernos.
Para algunos la gobernabilidad es solo mantenerse en el poder y terminar mandatos. Para nosotros, gobernar bien no se mide en términos electorales.
No podemos seguir tolerando el roban pero hacen y naturalizar la corrupción. Si roban son ladrones y sin son ladrones, deben ir presos.
Hay que luchar, porque la corrupción se cobra la vida de muchas personas.
La Justicia demostró que en la tragedia del Once, donde fallecieron 51 personas, quedó al descubierto un entramado de mafias en la que participan funcionarios, empresarios y sindicalistas.
No hay que ser complacientes con los que fueron cómplices.
No se puede seguir siendo tolerantes a los malos gobiernos solo porque saben mantenerse en el poder. Gobernar bien no es sólo un resultado electoralista.
El Frente Cívico y Social propone una visión integral dentro de un modelo donde el Estado sea el que brinde certezas a los ciudadanos.
Que las personas tengan seguridad que si toman un tren llega a destino y que si a la semana siguiente va a hacer las compras están los mismos precios.
El kirchnerismo inauguró la época del clientelismo institucional, que practican con gobernadores, intendentes y universidades nacionales.
Tenemos que construir un nuevo espacio con compromiso de todos de cara al futuro, donde tengamos como bandera la ética y la búsqueda de verdad y combatir la corrupción.
Muchos que tenían el cartelito de Frente para Victoria, ahora que puede ser el fin de ese tiempo, dan vuelta el cartel y ponen otro nombre parecido, pero detrás no se borra que fueron parte de este proyecto.
Fue bueno que el gobernado (Daniel) Scioli haya reconocido que hay inflación, porque siempre decimos que el reconocimiento de los hechos permite hacer las correcciones.
Sin embargo, hace sólo una semana en el Congreso se votó un Presupuesto para el 2014 con una estimación de inflación de 10%. Una nueva contradicción.
Mientras el Gobierno habla de un país que crece y está de fiesta, en ese mismo Congreso se votó a la emergencia económica. ¿Cuál es la verdadera Argentina?
Esta fue la década de las oportunidades perdidas. Estamos en el escenario de una década de las fortunas inexplicables, de los niveles de corrupción a la vista y de la política dominada demasiado por el cortoplacismo.
Basta con el paradigma de que el que gana se queda con todo. Eso no es democracia, porque después somos víctimas de atropellos como fue el intento de avanzar sobre la Justicia para ponerla al servicio de su propio proyecto.
FRANCISCO DE NARVAEZ (Diputado nacional)
En vez de hablar de ayer, hoy y mañana, prefiero hablar del largo plazo, del futuro de nuestro país que podría plasmarse a través de un Acuerdo de Compromisos Básicos, con los siguientes 10 puntos:
1) Unión Nacional. (No se puede construir con un país dividido).
2) Garantizar los derechos ciudadanos básicos (AUH por ley, salud y capacitación laboral para los jóvenes).
3) Plan de Emergencia en seguridad ciudadana y lucha contra el narcotráfico. (Con un Estado débil se pierden territorios. Podemos resolver el problema).
4) Shock de calidad institucional. (Fortalecimiento y modernización del Estado en sus tres niveles, política contra la corrupción, reducción de facultades del Poder Ejecutivo, derogación de toda la legislación de emergencia, etc.).
5) Programa de desarrollo económico equitativo y sustentable. (Plan macro consistente, shock de inversión en energía, minería, agroindustria, turismo y pesca, fortalecimiento de instituciones económicas, lograr el investment grade, nueva ley de Patentes y Propiedad Intelectual, etc.).
6) Programa nacional de población y ocupación responsable del territorio. (Frenar el flujo migratorio del NOA y NEA hacia el conurbano, promoviendo el arraigo).
7) Integración de la educación, ciencia, tecnología y la cultura al mundo del trabajo.
8) Programa de desarrollo de infraestructura. (Para construir 13.000 Km. de autopistas, hidrovía, modificar la matriz energética, etc.).
9) Argentina Verde. (Tratamiento responsable de residuos sólidos, creación de una Agencia específica, etc.).
10) Reinsertarnos en la región y en el mundo. (Debemos recuperar la confianza del vecindario y hacer una alianza con Brasil).
No podemos desperdiciar los próximos dos años, pero necesitamos una agenda. Espero que estos puntos básicos formen parte de ella.
SERGIO MASSA (Candidato a diputado nacional por el Frente Renovador en el distrito Provincia de Buenos Aires).
Quisiera marcar un tema que formó parte del Coloquio y tal vez no tuvo la repercusión necesaria. Me refiero a un hecho de gravedad institucional desconocida en la Argentina y es el episodio de violencia que vivió el gobernador Antonio Bonfatti en Santa Fe.
Esta es una lucha entre el poder mafioso del narcotráfico y el poder político del Estado. Si no entendemos que el desarrollo también tiene que ver con la lucha contra el narcotráfico, no entendemos que hace 15 años algunos países subestimaron el problema y hoy ven reducido su margen para resolverlo.
Creo que vale la pena aprovechar el valor que tiene este Foro para enviar un mensaje de apoyo al Gobernador que decidió dar la pelea.
Hace 6 meses, en foros similares a éste se discutía sobre reforma sí o reforma no de la Constitución Nacional o sobre reforma sí o no del Poder Judicial.
El resultado de las PASO cambia la agenda y la conformación del Frente Renovador la forma de construcción política.
Junto a un grupo de intendentes y dirigentes de distinto origen apelamos a la formación de un espacio plural.
Haber podido convocar a dirigentes del agro, la industria y algunos sectores sindicales, nos permite abandonar las eternas discusiones estériles y las divisiones, para pasar a sumar.
La construcción de la Argentina es la suma de campo e industria, de todos los sectores productivos y del trabajo.
Somos conscientes de que la discusión de temas coyunturales genera incertidumbre, aunque sostenemos que la inversión permite dejar de lado el debate sobre ajuste y devaluación.
Pero no podemos dejar de lado las políticas de largo plazo, como la logística, la diversificación de la matriz energética y los costos impositivos.
Vivimos con un sistema educativo surgido a la luz de la Revolución Industrial y que hoy no logra adaptarse a la Revolución Tecnológica. Cuando analizamos cuántos jóvenes son “ni-ni”, nos encontramos con un sistema educativo que hace años viene discutiendo salarios e infraestructura, pero no la calidad de la educación.
Es muy importante que la Argentina transforme sus embajadas, para que sean verdaderas sucursales de venta de productos argentinos en el mundo y que bajemos el nivel de presión tributaria para lograr mayor competitividad, en base a una mayor eficiencia del Estado.
Cuando vemos el peso del fósforo en las exportaciones agrícolas, nos preguntamos si tiene sentido que, por recaudar 100 millones de dólares, mantengamos las retenciones al trigo sin posibilitar una adecuada rotación de cultivos para preservar la tierra.
Lo que vinimos a plantear que el 11 de agosto dimos el primer paso de un cambio cultural: construir sobre la base del disenso-consenso y buscar acuerdos en una decena de puntos.
Ya no alcanza con una suerte de Pacto de la Moncloa. Yo pretendo que veamos a México y la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de buscar acuerdos políticos alrededor de diez temas y que se transformaron en un civilizado debate de más de 90 políticas públicas.
Queremos aprovechar este ámbito para decirles que después del 27 de octubre nos van a encontrar en el lugar de la discusión constructiva del futuro de la Argentina. No vamos a ser parte de la descalificación, ni de la agresión ni del agravio.